jueves, 25 de abril de 2013

la crisis de la antropologia.










La crisis de la antropología.

En ese nuevo panorama, las antropologías latinoamericanas tuvieron, en
general, una sacudida importante. En México, Bonfi l Batalla y otros investigadores
de la Escuela Nacional de Antropología e Historia se rebelaron contra
los presupuestos del indigenismo mexicano y su peculiar matrimonio con
el Estado mexicano. En, publicaron De eso que llaman la antropología
mexicana, donde rompían con la antropología aplicada tradicional. Los antropólogos
mexicanos enfatizaron la idea del indio como una categoría colonial y
estimularon el estudio de las relaciones interétnicas a través de los conceptos
de clase y etnia.
Esta infl uencia llegó también a Colombia, a sus diversos departamentos
de antropología cada vez más radicalizados y politizados desde una perspectiva
marxista. Al concepto de cultura lo sustituyó el de modo de producción, y una
ANTÍPODAN º 1 | JULIO - DICIEMBRE 2 0 0 5
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realidad social una “formación económica social” fue percibida como la
articulación de los modos de producción.
La antropología como disciplina fue concebida como una herramienta
política al servicio de los oprimidos. De otra parte, las sociedades como lo
había advertido Marx eran productos históricos y no era viable comprenderlas
sin una dinámica histórica; el marxismo era la ciencia de la Historia, capaz
de comprenderse a sí misma y de entender sus propias metamorfosis.
Bajo este ámbito, los nuevos antropólogos de América Latina impulsaron
trabajos de campo en los que cada vez tomó más importancia la acción que la
refl exión teórica. Los etnólogos colombianos más radicales de la región amazónica
como Horacio Calle Restrepo pregonaron incluso el abandono de la
grabadora y otros instrumentos convencionales de la etnografía, con el objeto
de sumergirse en la vida de las comunidades para luchar en aquellas regiones
contra las Misiones, las cuales habían llamado la atención de los investigadores
colombianos desde la segunda mitad de, cuando Juan Friede visitó a los
arhuacos o ijkas de la Sierra Nevada de Santa Marta y, sobre todo, debido a la
publicación del libro Siervos de Dios y amos de Indios (, de Víctor Daniel
Bonilla, en el cual se describe y analiza (denuncia) el proceso de la misión capuchina
en el valle del Sibundoy.

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